Esta
mañana me levante como si nada hubiera pasado.. tarde, obvio, como
todos los días, pero el 31 de Mayo de 2012, sería un día en el que
mi hermosa ciudad haría gala de lo que mejor sabe hacer el caos
vehicular.
En
la mañana me puse un jean con unos rotillos adicionales y unos
tacones grandes... Mi mamá, como buena mamá cantaletuda, me grito:
- oigaaaa, es que no le pagan, quítese y bote esa porquería de
pantalón. A regañadientes hice caso. Uyy horas más tarde amé a mi
mamá con todas mis fuerzas.
En
una carrera maratónica contra el alimentador, logre encaramarme al
aparato, ya cuando cerraba sus puertas.. uff- pensé- este va a ser
un buen día. La llegada a la autopista norte por la calle 170 nos
recibió con un trancón monumental, los buses rojos detenidos y
caóticos en el portal, la gente en el puente estirando el pescuezo a
ver si veían algo diferente a los demás, y nosotros los del
alimentador que pasamos saliva al imaginar lo que nos esperaba.
Después
de algunos minutos de estupor, el conductor del alimentador, sale de
su estado, con un alarido de una señora indignada con el servicio de
Transmilenio, todos nos mirábamos aterrados no por el trancón, sino
porque la señora hablaba una especie de idioma similar al costeño
inentendible. El pobre conductor decide abrir las puertas y los
pasajeros pasivos bajamos al separador de la autopista.
Al
ver a las señoras luchando para recuperar sus tacones del pasto,
sonreí triunfante y pensé en lo sabia que es mi madrecita. Mientras
me reía de las pobres entaconadas, caminaba feliz por el separador
de la autopista, y no pude evitar contonearme por entre los carros
que estaban parqueados (literalmente) en la autopista.
Todo
era un mar de alimentadores, flotas, buses articulados, carros
particulares y un océano de personas que caminábamos desorientados,
los universitarios sonrieron, otros rogaban para que sus jefes
estuvieran viendo las noticias. De manera que valiéndome de mis
ínfulas de periodista me pegue de ese celular a tomar fotos y poner
tweets.
En
esas que andaba, cuando recordé que no era una turista en el Cairo,
tenia que llegar a trabajar.. y empezó la hazaña.. pasaron a paso
de tortuga ya sobre las 7:45 tres o cuatro buses de esos Perdomo
gigantes que van por la 30... en el cuarto dije, en el próximo si me
cuelgo... recordé a los que se montan en las flotas y pensé que no
era tan difícil, en el quinto bus lo intente, pero solo logre
cogerme de la agarradera para subirme, más mis pies no respondieron
a la hazaña. La idea del bus quedó descartada.
Seguía
divertida viendo a las personas corriendo, pero el puente para
entrar al portal estaba atiborrada de gente, imaginar ese apretuje,
los olores por las caminadas, la gente de malgenio, las malacarosas
aruñandose, las pulgas.. uyyy no Transmilleno, tampoco era una
opción. Mientras cavilaba en mis pensamientos paso lo inesperado, un
par de viejitas en un carrito ofrecían sus cupos para llevar a la
gente a la 100 con 15, los presentes observaban con estupor la escena
y vi a una señora persignándose, yo por no despreciar la invitación
me subí al carro con las venerables ancianas.
Pensé,
que todo mejoraría, hermosas las viejitas conversaban de los temas
del día, hasta que a mi me dio por hacerles conversa, - Si saben de
que es el bloqueo, no? Dije, como por poner un tema. -no,
respondieron en coro, - Unos bicitaxistas bloquearon la estación de
Toberín.
Ese
fue el peor error de la vida, las viejitas contestaron que era
terrible y que pondrían a Julito para ver que informaba.....
Noooooooo, debe ser el peor día de mi vida, pensé.
Ellas
elogiaban el talento de Julito, su voz melodiosa y su (para mi,
inexistente) inteligencia, que más podía salir mal... rogaba que no
llamara el mismo oyente de todos los días a decir No me cuelgue
Julito!! … la espera fue eterna, mis hermosas piloto y copiloto, o
copilota?? en fin, decidieron salirse del trancón de la autopsta,
para tomar la 134, creo que me falto el aire, ellas miraron con
recelo por el espejo, como decirles que la 134 y tomar la 19 eran el
peor negocio del mundo.. (seguro, no oyen a J Balvin, no sabe cual es
el negocio, socio), mi lipotimia parcial, no fue suficiente y allí
estaba oyendo a Julito en un trancón eterno en la 19 con 134. ya
eran las 8:50.
Los
minutos pasaban entre esporádicas preguntas de rutina -Mamita, y
para donde va? Donde vive? Si supo, nooo... y lo peor aún no pasaba,
me quede sin batería. Ahora sin mi mejor amigo twitter, cerca, como
sabría si los demás llegaron a sus destinos y que otra cosa
horrorosa pasaba, y como iba a distraer mi mente de Julito... Por fin
llegamos, me quede en la 106 con 19, casi a las 9:20.
Como
para que las hermosas viejitas no pensarán que era chichipata,
pregunte por el valor del aventón, ellas no pidieron nada a cambio,
así que para rematar mi salida triunfal del vehículo exclame con
voz de suficiencia: -Gracias, ahora de acá es más fácil tomar
taxi.
Me
baje del carro, taxiii?? taxiii??.. Si no tengo pa comprar jeans
nuevos dijo mi mamá, que voy a tener pa taxi??.. acá tendrán que
pasar un bus, pensé.
Empecé
a caminar por la 19, hasta algún lado, cuando esperando el cambio de
semáforo en la esquina de carbón de palo, un iguazo, en una toyota
dorada, me echo pito, me abrió los ojos, me sonrío y me dijo, - Te
recojo en la esquina y te llevo. La verdad, sus ojos apretados y su
sonrisa picarona, me hicieron reflexionar rápidamente: no era un
nuevo caso de viejitas caritativas.
Finalmente
vi venir la buseta Arabia carrera 30, me monte sin contratiempos y
suspire pensando que la aventura había terminado. No fue así, de la
billetera saque un billete nuevo de 2000 pesos, que voló de mis
manos hasta el piso de las escaleras más bajas de la buseta. Con mi
mirada fija en el bigote de Santander, pensaba como devolverme por
esa pequeña registradora, sin caerme, golpearme, quedarme atorada o
hacer el oso, un Que le paso mamitaa??? del conductor de la buseta me
hice reaccionar, le dije que se me había caído el billete como
esperando que amablemente se bajara y lo recogiera, su silencio me
hizo entender que debía levantarlo. Como pude lo levante, pague y me
senté.
Los
muchachos de atrás traían una historia muy entretenida, que dejaron
a medias al bajarse en la nacional, por poco me bajo detrás de ellos
para saber como terminaba, como algo muy difícil de creer, vi el
puente de la 26, me baje y camine con toda serenidad. Mi voz interior
me reclamaba por no afanarme y llegar agitada y corriendo a la
oficina, pero le conteste que prefería evitar la fatiga.
Mi
jefe y algunos compañeros me recibieron felicitándome por el
informe minuto a minuto sobre mi travesía y prometieron contarle a
talento humano sobre mi pena, bromas sobre un hashtag que dijera
#AlJefeNoLeImportanLosBloqueosEnTrasnmilenio, no se hicieron esperar.
Escribí
este blog, pensando si la costeña indignada llegaría a su trabajo,
si los muchachos de la nacional terminarían su historia y si mis
compañeros de oficina no se burlarían de mi, porque cada vez que
tengo la intención de llegar temprano a la oficina: A LOS
BICITAXISTAS LES DA POR BLOQUEAR UNA ESTACIÓN.
Excelente. Mi historia fue aburrida, dos horas en un bus y ya. Tracón everywhere, pero llegué a luego ser vaceado por la jefa de mi jefe, en fin: Día de Locos
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