Señores, señoras, niños y niñas, quiero elevar una oda al año que se va.
Cada año es como cada día, de forma independiente y a su manera cada uno hace una marca en la mente, el corazón, el cuerpo y el alma.
Si he de hacer un análisis de los sucesos acaecidos en el 2010, hay cosas buenas y malas aunque desafortunadamente el promedio no es muy bueno.
Para empezar la vida política de mi País, me deja sucesos que no se pueden olvidar. La llegada a la presidencia del sospechoso Santos, que me genera dudas en cuanto a su amistad hecha a puerta cerrada con el vecino venezolano, los arrebatos del expresidente, la tristeza que produce ver que en este País hay personas que se gastan la vida y los bolsillos en el estudio de una carrera diplomática, que a la postre no sirve de nada, pues las embajadas se les dan a hombres del Jet-set que hicieron campaña desde sus espacios televisivos o como pago de favores políticos, el caso de José Gabriel Ortiz y del intento de poner a mini me, Andrés Felipe Arias, en la embajada de Italia.
En fin si hablamos de sucesos políticos irrisorios y sorprendentes no alcanzarían las editoriales ni las reflexiones, el Congreso, las Cortes, los meses en los que tuvimos Fiscal, los Nule y los Moreno. Bogotá desbaratada, llena de huecos y abundancia de ladrones, en fin, mal balance para una nación que necesita buenas acciones y transparencia en el ejercicio de lo público.
Por otro lado mi País bajo el agua, los colombianos con el agua hasta el cuello, porque el invierno hizo de las suyas y un gobierno que nunca hizo nada ante las múltiples advertencias sobre la fragilidad del canal de dique, miles de colombianos que ya vivían en la pobreza ahora son miserables en todo el territorio, y me pregunto si los llamados a las donaciones y la solidaridad finalmente llegaran a las personas afectadas que perdieron todo, pero que siguen aferrados a la esperanza de vivir una vida mejor.
El salario absolutamente mínimo, la falta de trabajo. Pero no todo fue malo, en los doce meses que pasaron de este año ocurrieron cosas buenas, la corte no aprobó la nueva reelección de Uribe, tuvimos unas elecciones medianamente en paz aunque nada transparentes, hubo buenos días.
En cuanto a mí, creo que continúo esperando con los ojos abiertos de par en par eso que no se que sea que promete ser absolutamente renovador en mi vida, no fue un buen año o no del todo, como todos tuve alegrías y tristezas. Y como resultado de ello quedan las reflexiones sobre lo que pudo haber sido y no fue, y de lo que fue y que siendo así fue sencillamente maravilloso.
Este año conocí algunas personas muy valiosas, sencillamente increíbles y se les agradece a todos los que de una u otra manera me ayudaron a construir y a buscar los pedazos que se me han ido cayendo por ahí.
Creo que este moribundo 2010, no trajo nada de lo que había prometido cuando nació, no cumplió expectativas y bueno dejo muchas cosas inconclusas y algunas heridas que aunque profundas tarde o temprano han de sanar. Como Colombia recibo este 2011, con la mejor disposición y es que en realidad no es que nada cambie, es solo un día, pero me gusta imaginar que ese día es como una puerta que va a permitir algunos cambios.
Recibiré a este inocente año que empieza en medio del calor de mi tierra, seguro no en la compañía de mi familia (como quisiera), pero bueno, a estas alturas cuando ya hemos olvidado los abrazos y la ausencia se me volvió una costumbre, seguro simplemente descansar y fatigarme del calor y no de la soledad, sea una especie de buen yuyu, para empezar el año.
¿Qué espero? Primero que mis amigos, los que aún están que no son muchos y los que se fueron que cada día son más y más y más, tengan mucha felicidad en todos sus caminos, que vivan cosas buenas y hagan con sus vidas lo que los haga sentir felices con ustedes mismos. Porque creo que si uno vive para complacer a los demás olvidándose de lo realmente esencial, de nada sirven los mares de personas, la compañía, el dinero y las comodidades.
Espero que mi País supere rápidamente esta emergencia, que las miles de personas damnificadas tengan en esta dificultad la fuerza para emprender el camino hacia la consecución de una vida digna y mejor, que los gobernantes dejen de robar o que roben un poco menos para que a los de abajo nos alcance un poco más.
Les deseo un prospero año, que el 2011 sea bueno con todos nosotros y que los pasos que demos en la vida sean los mejores para que al momento de recoger lo sembrado tengamos satisfacciones y alegrías en lugar de amarguras y tristezas.
Vivimos en un mundo de quimeras y no siempre lo que parece fundamental lo es.
Gracias a todos y Feliz Año Nuevo.
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