Nunca he abandonado las letras, nunca he dejado de escribir esas cosas que no son relevantes sino para mis propios dedos.
Las cosas han pasado tan rápido, solo sé que anticipados los besos y las ternuras, llegaron como ocurrencias que buscaban con desespero en donde reposar, pero ellas corrían más que el tiempo y el tiempo no pasa y a veces me pregunto si es ya muy tarde.
Y no tarde para las manos sin arrugas y la piel sin marcas, tarde para el corazón que ha venido cansándose de aguantar el llanto, de fingir amores y de ver como los fingen, porque esos amores huelen a aguas rancias, huelen a descomposición porque algo tan puro como el amor jamás debiera fingirse.
A veces te veo correr por la ventana con tanta prisa y sé que de nada vale ni tu prisa ni la mía, porque son prisas que el viento se lleva y que nada queda.
Dijiste que serian tres días y tras la esquina vi como te ibas como los tres días crecieron y ahora hablas de varios días mas. Del todo no quiero que se cumpla el plazo, han dicho que hay hasta luegos que no se terminan que se alargan como bondadosos dadores de vidas y alientos.
A veces mis pies se cansan de recorrer la ciudad y con cansancio veo que mis ojos siguen puestos en el mismo lugar, el la misma escena, en el mismo recuerdo. Cuanta dureza he mostrado, el viento que seco las lágrimas que no derrame y el pañuelo que recojio las que escaparon, lo saben con total certeza.
Que quiero mirarte desde esta playa dorada en donde en el agua solo veo tu sombra, quiero verte caminar y saber que como yo también has gastado tus pasos y las cuotas de locura. Porque es una locura escapar a lo que no se debería y sonreír cuando no se debe.
Me molesta la fragilidad de los seres humanos, me molesta verlos y vernos gastando minutos como si 100 años fueran suficientes y más 100 de eterna soledad. Porque tus días son mis siglos y tus días aún son muchos, pero mis siglos se agotaron y tal vez vea muy pronto de frente mi propia agonía. Sé que el fuego que ya no es fuego en mi, sigue vivo en un cajita de recuerdos que guardas bajo tu cama.
Y me pregunto si esa llama revivirá el brillo de estos ojos que viéndolo todo no ha visto nada, que a manos llenas atrapo el mundo y con dolor eterno recibió sus golpes que como armas mortales rompieron hasta la ilusión. Escuche que volverías y planeo meterme bajo tu cama y sacar esa cajita para que abras los recuerdos y recuerdes tu promesa.
Que como Penélope, sigo en la banca junto al muelle viéndote en mil rostros distintos y sabiendo que ninguno eres tú. Porque aunque ya otras veces has llegado con nombres y caras diferentes no eres tú, son solo tus recuerdos que toman carne para recordarme con dolor que son solo unos días más.
Pocas cosas a esta altura me atemorizan, he visto las flores durmiendo, los árboles mudándose de lugar. Se han ido y han vuelto las heridas de mi alma como las olas del mar que arrastran lo que les es ajeno. Así has estado borroso en mis recuerdos y presente en mis heridas. Si me preguntas si te espero debo decir que no lo hago porque esperar es doloroso y poco provechoso, solo te veo y te veré llegar.
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