20 de diciembre de 2012

La vida en el espejo

Caminaba tan feliz observando las grises nubes de esta ciudad contaminada, repentinamente bajaba la mirada para ver algunas flores y ver someramente algunas personas que aparecían por los caminos.

En el pasillo del tren a media noche viaje mil veces, con la mirada obnubilada por el resplandor de esa ilusión que habías dicho. Y es que lo que dijiste no fue ni real, ni tangible, solo fue una alucinación, esa alucinación me hizo una emboscada y aunque no debería contarlo una vez más sentí morir, unos tres mil sueños murieron súbitamente se estrellaron como kamikases y dejaron de ser sueños para ser reproches.